A partir del seminario “Transformaciones contemporáneas de la intimidad, afectos y géneros en espacios educativos” dictado por el Dr. Rafael Blanco, de mis primeros contactos con algunas de las lecturas del programa y con el llamado “giro afectivo”, vuelvo a revisar preguntas, que recuerdo, me hago desde la infancia y que con ellas se vincula mi interés por investigar, leer, pensar, proponer sobre géneros y sexualidades en relación con la educación en general y con la Educación Física en particular.
Las preguntas son: ¿por qué si quiero jugar al fútbol en el club de mi barrio me dejan entrenar pero no puedo jugar los partidos? Si yo juego con mi papá, ¿por qué en la escuela algunos chicos más grandes me dicen Enzo (haciendo referencia al ex futbolista uruguayo Enzo Francescoli)?, ¿me gustan las nenas? ¿Soy la única en el mundo que siente esto? ¿Aunque me gusten las mujeres me tendré que casar con un varón? ¿Para gustarle a las nenas tengo q ser un varón? No me gusta jugar a las muñecas, odio ponerme vestidos, no me gusta cocinar, me gusta jugar a los aventureros. ¿Por qué si tengo calor ahora que tengo 8 años me da vergüenza sacarme la remera?
A partir de esto tomo la vergüenza como afecto a analizar y a modo de ensayo recuperar mi experiencia biográfica para luego pensar y analizar el propio trabajo de campo de la investigación de la tesis de maestría que estaré realizando con docentes de la Licenciatura en Educación Física en la ciudad de Rivera, Uruguay.
Para esto retomo escenas en las que sentí vergüenza en ámbitos educativos y de las cuales elaboré cuatro relatos.
Me pregunto entonces, ¿cómo trabaja la vergüenza para moldear los cuerpos individuales y colectivos? ¿Qué normas o regulaciones sociales estaba transgrediendo o tensionando que me hacían sentir vergüenza? ¿Qué marcaciones o modulaciones reconozco en mi cuerpo y en mis experiencias? ¿Qué sucede con la vergüenza en los centros educativos? ¿Cómo aparecen regulaciones en cuanto a los géneros y sexualidades en las instituciones educativas?