A medida que avanzamos en el sistema educativo vemos una progresiva desaparición de la presencia del juego en los diseños curriculares. Inclusive en los niveles donde se lo valora y toma como bandera podemos ver que su utilización está orientada hacia su uso como herramienta para y no tanto como saber a enseñar.
¿Qué es lo que hace que el juego vaya desapareciendo?
Claramente la visión que se tiene del juego en educación no es una mirada que lo posicione en un lugar de valor para la construcción del conocimiento o de un buen ciudadano, esto podría estar relacionado al hecho de que el juego esta asociado a la improductividad y al tiempo libre.
En la sociedad actual, donde la eficiencia y la producción están a la orden del día, a medida que la edad es más mayor la presión sobre qué hacer para producir aumenta. Esto tiene repercusiones claras en la escuela que recibe fuertes presiones para prometer futuro a sus estudiantes. Hay que aprovechar el tiempo y si jugamos, no lo estamos aprovechando.
Es asi que el juego se utiliza en nivel incial y primario por tradición y para ir en consonancia con los postulados de la psicología evolutiva. Pero es en la escuela donde más se ve esta idea útil del juego. Se transforma la improductividad al darle un funcionamiento para… el futuro.
Al llegar a la secundaria esa teoría se hace insostenible y el juego desaparece totalmente, hasta inclusive de los recreos. El juego, como aquí lo entendemos, en secundaria empieza a perder sentido hasta para los estudiantes.
Es así como el mercado acapara también las actividades del tiempo libre y obtura la creación y la autogestión. El juego cede ante el deporte y la recreación virtual, vemos la deportivización de toda practica corporal y la deportivización de la infancia. El deporte gana adeptos porque se puede vender, tiene una lógica mercantil, es producto.
¿Cómo puede hacer la escuela para educar en la utilización de ese tiempo libre? ¿Debe hacerlo?