El preámbulo del Estatuto de la Universidad Nacional de la Plata enuncia que el proceso de enseñanza aprendizaje “[…] tendrá carácter y contenido ético, cultural, social y científico. Será activo, comprometido, general y sistemático en el sentido de lo interdisciplinario, capaz de anticipar las transformaciones y nuevas tendencias, generando cambios con sentido creativo e innovador y propiciando el aprendizaje permanente”. Asimismo que la formación universitaria “[…] Estará inspirada en los principios reformistas, asegurando la más completa libertad académica, sin discriminaciones, limitaciones o imposiciones, buscando generar profesionales íntegros, capaces de afrontar los desafíos de su tiempo y comprometidos con la realidad de su gente. Asimismo, y para asegurar sus objetivos, establecerá políticas que tiendan a facilitar el ingreso, permanencia y egreso de los sectores más vulnerables de la sociedad” (UNLP: 2009:3). Esta manifestación nos invita a pensar en la pluri dimensionalidad de los contenidos, en procesos de enseñanza flexibles y permeables al diálogo con los cambios y transformaciones de la sociedad, en una educación y educación física inclusiva, de respeto a las diversidades e identidades, en perspectiva de derechos, y una formación profesional con potencialidad para “afrontar los desafíos de su tiempo” y comprometidos en la realidad de su gente, lo que nos habla también del desarrollo de una sensibilidad y solidaridad, de empatía. De este modo, la formación alcanza la significatividad, los presupuestos teóricos y la sustancia político democrática, que tiñen y entraman los procesos de enseñanza. Enseñar desde esta perspectiva significa para la docencia universitaria crear espacios de construcción de prácticas de reflexividad, análisis, criticidad y propositividad (Ron: 2020) sobre los deportes, reconociéndolos como prácticas particulares y como formas de manifestación del cuerpo, con características, lógicas y dinámicas, producidas y en producción por multiplicidad de actores y culturas. Este sentido, abarca la posibilidad de producir nuevos modos de transmitir conocimiento que rompan con sistemas rígidos y hegemonizados, hacer prevalecer la diversidad por sobre lo estanco, rescatar la singularidad por sobre la generalidad, y conocer territorializando procesos, como una forma de combinar la distancia pertinente a los objetos de estudio con la proximidad necesaria que dé cuenta de un hacer, un decir y un ser, implicados en las problemáticas de su tiempo, con dialogo entre generaciones, e incluyendo las potencialidades futuras.
Palabras clave: Formación superior, enseñanza, deportes, época